La noche en que el país se puso de pie ante un presidente haitiano
Notas del concierto de Julio Iglesias y Michel Martelly organizado por George Nader
Por Marivell Contreras
A Julio Iglesias hay que acudir cuando él llame. Porque es Julio Iglesias,
un ícono de la canción universal, el cantante hispano que más discos ha vendido
en toda la historia de la música y también porque hizo de esta tierra su
segunda patria.
Verlo y oírlo en Altos de Chavón es un privilegio siempre. Pero esta vez
más, porque Julio Iglesias logró un fenómeno impensable en doble parte.
Primero, tener en el auditorio al presidente haitiano Michel Martelly y luego
llevarlo hasta el escenario a compartir un par de canciones.
Pero el más impactante fue ver, a 5 mil almas recibiendo y despidiendo de
pie a un presidente haitiano. Los artistas, el arte, la música, logran lo que
mil políticos no pueden. Ahí estaban los más ricos y poderosos del país,
diciéndole sí a Martelly y a Haití por mediación de Julio Iglesias.
En este concierto vimos a un Julio Iglesias más cercano a sus congéneres. Recordó
a los niños de la fundación Roses et Blanc a la que van destinados los recursos
del concierto por el que de hecho no cobró. Alabó a Martelly, llamó la atención
sobre la situación económica de Haití y conminó a los dos pueblos a progresar “porque
si Haití progresa, RD progresar… Y viceversa”. Habló en francés, italiano,
inglés y español y en esos idiomas cantó para todos llamando al amor y a la
comprensión.
Es maravilloso oírlo cantar, en el tono y la forma que quiera, sus
canciones, esas canciones que forman parte del telón de fondo de nuestras
vidas, aún los que alguna vez nos hicimos de oídos sordos, terminamos oyéndolo
y respetándolo tanto por su larga y constante carrera como por lo hermoso y
bien orquestado que es todo su repertorio.
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